martes, 20 de marzo de 2012

Historia de la cerámica sevillana


La historia de Loleal empezó cuando el abuelo de Manuel, Sebastián Ruiz Jurado llegó a Sevilla procedente de La Rambla (Córdoba), donde ejercía el oficio de alfarero, a principios del siglo pasado. Se instaló en nuestra ciudad y empezó a trabajar con AntonioKiernam, pintor ceramista, quien se había hecho cargo de la empresa Cerámica Santa Ana, que era de su tío.
Años después, tras participar en la construcción de la Plaza de España, Sebastián emprende un camino propio con Cerámica Santa Isabel, en la calle Antillano Campos. Seis de sus siete hijos trabajan con él. La excepción, curiosamente, es el padre de Manuel, que es controlador aéreo.
Pero como reza el dicho, “la cabra tira al monte” y no pasa mucho tiempo antes de decidir, además, montar un negocio de venta de ceramica aprovechando la experiencia familiar. Así nació Loleal (Dolores Leal, madre de nuestro protagonista), ya en la calle Hernando Colón, pero en el número 23, un local de Juan Robles. El traslado definitivo al 9 fue porque Robles quería ampliar la cocina de su restaurante en la Expo.
Por supuesto, el principal proveedor era Cerámica Santa Isabel.
“Fueron buenos tiempos. Yo me dediqué a otras cosas (Manuel estudió Naútica en Cádiz y trabajó en ARance y Leroy Merlin) pero al final acababa volviendo a la tienda. Ha sido un buen negocio y hemos vivido bien de él. Ahora toca reinventarse

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